La experiencia de la marca se ha convertido en una verdadera necesidad para las empresas de servicios: el cliente ha de poder experimentar qué significa el valor diferencial que aporta la empresa tal o el profesional cual a su vida cotidiana, cómo le resuelve los problemas, qué ventajas obtiene… Y una buena forma de vivir la marca es en las oficinas de tu proveedor, visitando su hábitat de trabajo. La arquitectura corporativa es la traslación de la gestión de marca a lo físico, la creación de un entorno de experiencia de marca que permita al cliente sumergirse en su filosofía, en sus valores.

Dotar de carácter de marca a tu espacio corporativo significa definir sus funciones no con criterios estrictamente funcionales, sino atendiendo a que proyecte los valores diferenciales de la marca y logrando que contribuya al esfuerzo de su posicionamiento y gestión. Un ejemplo: una entidad financiera decide ofrecer a sus clientes una imagen de mayor proximidad:

  • elimina los arcos de detección de objetos en las entradas
  • elimina la “pecera” en la que acostumbraba a introducirse el cajero

No eran cambios deseados por los empleados (seguramente se sentían antes más seguros), sino que era una apuesta decidida por aplicar al ambiente de las oficinas el valor de proximidad al cliente que formaba parte de las características de la marca de la Entidad. Eliminando “barreras” la entidad acercaba a los empleados a sus clientes. La proximidad tomaba cuerpo.

Arquitectura corporativa: adapta la marca a tu entorno de trabajo

En mi opinión, la componente esencial es el “diseño del espacio” de acuerdo con los valores de la marca: espacios abiertos que crean foros naturales en los que los empleados intercambian impresiones; salas de reunión acristaladas que transmiten valores como la transparencia… El primer paso es conseguir que el espacio hable en el mismo tono que la marca.

El segundo paso, bastante más prosaico pero igualmente necesario, es la aplicación consistente de la marca y sus atributos al espacio para que acompañe al cliente en todas las fases de relación con la empresa: conseguir que la inmersión del cliente en el entorno marcario de tu empresa se produzca desde que se acerca al edificio en el que está situada, le acompañe en su interior y siga a su lado hasta que lo abandone. De esta forma la arquitectura corporativa se integra como un elemento más del manual de marca de la empresa.

  • carteles en la fachada/terraza del edificio: toma posesión de tu edificio
  • presencia en los carteles del hall / presencia en los buzones de la finca: explícale cómo llegar hasta ti (“estoy en la planta 2ª, despacho 223″…)
  • cartel sobre la puerta de acceso a la oficina / pared junto al acceso: elimina las dudas y señala cómo llegar hasta ti.
  • recepción (“muro de la marca”, logotipo, aplicación de los colores corporativos, bandera, carteles con la marca, revistas corporativas en la zona de espera, etc.): es un espacio clave para indicar al cliente dónde se encuentra y debe ser aprovechado a tu favor.
  • zonas de trabajo (paredes, suelos, carteles): la aplicación de la marca en forma de colores en paredes, moquetas, etc. ayuda a personalizar tu entorno, y los carteles con valores corporativos ayudan a asimilar la cultura de tu empresa.
  • salas de visita (paredes, suelos, carteles): crear un entorno corporativo con carteles que expresen los valores de la empresa puede ayudar a informar al cliente de cuáles son los principios diferenciales que caracterizan tu proyecto en el mercado.

Estas son las experiencias de arquitectura básicas. También puedes proyectar tu experiencia de marca fuera del ámbito de tu empresa: entonces pasamos a denominarla arquitectura efímera y es la que te acompaña en los eventos que organizas o en los que participas como asistente (reuniones comerciales; participación en Ferias Sectoriales, etc.). La filosofía continua siendo la misma pero has cambiado el entorno y ahora debes llevar tu marca fuera de la empresa para que te acompañe allí donde tu cliente debe experimentarla.

Otra base de personalizaciones de los entornos corporativos supone un grado más de sofisticación: piensa dónde puedes llegar “ajustando” a tu favor la iluminación, el sonido que perciba tu cliente en tus oficinas o los olores de las diferentes salas de tu empresa. Sin duda caracterizarán tu espacio añadiéndole atributos propios.

En Amaseme tenemos experiencia adaptando marcas a entornos físicos. Contacta con nosotros. Sabemos cómo ayudarte.

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