Ofrecer tus servicios en un mercado, en un espacio donde concurren diversos oferentes exige diferenciar tu oferta de las de los demás, dotarla de singularidad para que los clientes identifiquen a cada profesional/empresa. Ese papel es el que ayuda a cumplir tu logo (el identificador gráfico de tu negocio).

Es vital conseguir que tu cliente reconozca tu marca para que experimente qué aportas a su proyecto, lo valore y comente. Dar a conocer tu marca requiere comenzar aplicando tu logo de forma consistente a todo lo que haces:

  • estableciendo un sistema de imagen que responda a una estrategia de marca y defina cómo se genera cada uno de los soportes de tu actividad profesional: tarjetas comerciales, sobres para tus envíos postales, papel de carta y de segunda hoja, cartelería, web, perfiles en Redes Sociales, presentaciones comerciales, folletos corporativos y de producto, carpetas comerciales, etiquetado de productos, etc.
     
  • aplicando tu imagen a tu entorno profesional: rótulo en fachada, cartel en hall del edificio, un logo en tu buzón, cartelería en tu oficina con tus valores institucionales, llevando tus colores corporativos a la decoración de las oficinas… colaborarás a que tus clientes y proveedores perciban tu marca y la experimenten cuando te visitan.
     
  • llevando tu imagen a eventos: llevarás contigo tu marca y su experiencia a los eventos en los que participes para ayudar a que la experiencia de marca te acompañe allí donde estés: carteles auto-portantes, proyección de presentaciones específicas, stands en ferias, folletos comerciales específicos, objetos promocionales, etc.

La web y la presencia en redes sociales aportan “vida virtual” a tu marca porque permiten que tus clientes experimenten tu capacidad de servicio. Debes añadir un elemento real que complemente esa dimensión virtual de forma consistente y sistemática.

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